Provengo de familia de industriales sobresalientes. Mi abuelo paterno (Burstin) creó una fábrica de luminarias que transformaba la arena en su propio vidrio, fundía el bronce y hasta fabricaba sus propias máquinas y herramientas.
Y mi abuelo materno (Werba), se adelantó 70 años a su época, reciclando lo que otros desechaban, fundiéndolo y comercializándolo.
Estas personas tenían en común (aparte de sus nietos), que sostuvieron el negocio basado en el paradigma de empresa “Atendida por sus Dueños”, y para mimetizar el concepto con el mundo moderno, me gustó llamarle “Empresas ApsD”.
Una empresa ApsD tiene una serie de virtudes destacables que no están relacionadas con el tamaño, facturación, tecnología, ni cantidad de empleados. Y es que, en todos los casos, está fundado sobre el compromiso, dedicación, y hasta orgullo, de hacer las cosas de la mejor forma posible. Y como dejó plasmado mi padre, en mi hermano y en mi ,que “No hay cosa, por simple que parezca, que no merezca hacerse bien“.
En los últimos 20 años que me tocó trabajar con, ya incontable cantidad de empresas, encontré que las ApsD han logrado forjar su marca en la sociedad, mediante la fidelidad de clientes (incluso por generaciones), identidad de marca, calidad, y sobre todo, huella en el mundo. Es decir, intentar dejar este mundo un poquito mejor de lo que lo encontramos.
Soy fan de estas empresas porque cuando logro dar con ellas me siento feliz de ser parte de éstas como cliente. Y esto va desde el taller mecánico que invirtió su tiempo y capacidad en encontrar una anomalía de fábrica luego de 7 años (gracias Enzo), la zapatería que nos ayuda a no tirar los championes que aun tienen vida, el constructor que nos aconseja a realizar el correcto mantenimiento de la casa, la escuela de kitesurf que nos tira todos los piques para conservar el equipo (gracias Pablito), la frutería de la esquina que me avisa que tiene las frutas que me gustan, el carnicero que me regala la carne cuando me vende el servicio de asesoramiento, etc, etc, etc.
No es que desmerezca las grandes empresas, pero es que para ellas, cada uno de nosotros somos uno de varios. Y eso está bien y lo acepto. Es parte de nuestra sociedad. Pero muchas veces prefiero pagar un poco más, y hasta incluso viajar un buen rato para conseguir un poco de individualidad.
Ahora, que tiene que ver todo esto con nosotros?
La respuesta es simple: en QBIC estamos muy orgullosos de ser una empresa ApsD, y realmente nos esforzamos mucho en mantener ese perfil.
Conocemos los nombres, compartimos los números de celulares, invitamos y vamos a las fiestas de fin de año de nuestros clientes, porque tenemos una relación que está enmarcada en el trabajo, pero sabemos que en todos los casos, somos personas buscando hacer las cosas bien. Y realmente espero que los valores que nos hacen coincidir, nos mantenga en el camino de ser instrumento de mejoras de empresas y personas, que hagan de este mundo, un lugar mejor.