Estás tres prácticas tienen en común, que su ciencia busca el cumplir con sus metas lo más rápido posible.
Tradicionalmente, para cumplir con estas metas, se buscaba aumentar la performance mediante el aumento de la potencia. Es decir, motores más poderosos en los aviones, piernas más entrenadas en el ciclismo, y por último equipos comerciales más incisivos.
Pero cual es el último grito de la moda no está relacionado con la potencia. Sino que todo lo contrario: con eliminar la resistencia o lastre.
En los últimos 10 años, tanto la aviación como el ciclismo, apostaron a reemplazar los metales por materiales compuestos, estructuras ultra-delgadas y otros elementos pensados en el aumento de la eficiencia.
Sin embargo, el mundo empresarial esta técnica aun está muy incipiente. Ya que el foco parece estar en la trinchera comercial: vendedores apostados en el frente, intentando alcanzar metas cada vez más ambiciosas, que conllevan gastos y estructura para apuntalar al equipo de ventas.
Que pasaría si, en lugar de apuntar llegar más lejos, las empresas apuntaran a llegar al menos al mismo lugar, pero a mucho menos costo?
La respuesta es simple: habríamos logrado lo mismo, y seguramente más rápido. Es decir, eficiente y eficazmente.
Pelota al piso: mirada al frente
Para lograr esto, en el mundo de los negocios, es fundamental una sola cosa: información correcta y a tiempo para lograr que la eficiencia se transforme en eficacia, y con eso emerjan las ventajas competitivas.
Contar con información correcta y a tiempo “no es cuestión de soplar y hacer botellas” (y me consta porque vengo de familia de vidrieros), sino que requiere de tomar una pausa y revisar la estrategia para conjugar las capacidades con las posibilidades. Es decir, conocer cual es la información a la que puedo acceder y que es lo que puedo hacer con ésta.
Una anécdota ilustrativa
En 2008, participamos en la Aventura Lobos Columbia, carrera de deporte aventura, que se corría en parejas. Y con mi co-founder de Chips Adventure Team, Nico Davyt, estábamos en un tramo de ciclismo, con una de nuestras bicicletas con un pinchazo leve, que exigía que cada 15 minutos detención e inflado, y esforzarnos más por el lastre producido por una rueda desinflada.
Contábamos con cámaras de repuesto para hacer el cambio. Pero para eso debíamos detenernos e invertir varios minutos en hacer el cambio.
Si hubiésemos sabido cuanto restaba del tramo (léase: información relevante y a tiempo), probablemente hubiésemos detenido la marcha para invertir reemplazar la cámara pinchada.
Y debido a que no contábamos con esa información, continuamos repitiendo el proceso de detención e inflado. Lo que conllevó a que para
el siguiente tramos estuviésemos con agotamiento extra y perdiéramos posiciones (o dicho de otra forma, nuestra ventaja competitiva).
Business Intelligence: toda similitud con la realidad no es coincidencia
Desde que fundamos QBIC, nos alegramos cada vez que una empresa opta por detener la marcha y re-definir su estrategia basada en información.
Es decir, invertir tiempo y recursos en pensar cual será la mejor ruta antes de recorrerla.
Y estos tiempos y recursos tendrán retornos tan cortos, y tantas revelaciones encontradas, que las empresas y sus integrantes abandonan tareas automatizables, para volcar ese tiempo valioso y conocimiento corporativo en la búsqueda de elementos, que transformarán drásticamente la forma como se lee la realidad de cada día.